Cómo salir a cenar y no engordar en el intento

Es un momento duro, muy duro. Estás a régimen estricto, con el verano ya en el horizonte y, de repente, alguien sugiere salir a cenar. ¿Por qué yo? Efectivamente, conciliar el ocio gastronómico con la operación Bikini siempre es complicado y cenar fuera de casa aparece como la mayor amenaza posible. Sin embargo, hay esperanza al final del túnel. El restaurante gallego Montes de Galicia de Madrid nos da una serie de consejos para armonizar ambas cosas y no volver a casa con la sensación de que nos hemos cargado todo el trabajo hecho, ¡snif-snif!

Cenar fuera no tiene por qué ser traumático para la dieta, si sabes hacerlo.
Cenar fuera no tiene por qué ser traumático para la dieta, si sabes hacerlo.

Antes de salir. Es recomendable tomar un snack antes de llegar al restaurante para ayudar al cuerpo a controlar el hambre y poder pedir con mesura (una pieza de fruta o un yogur griego sería suficiente, aunque también puedes llenar el estómago con un caldo de verduras), así evitaremos caer en las tentaciones más apetecibles y menos healthy que, estas sí, se acumulan en forma de kilos extra.

¡Benditos aperitivos! Digamos un rotundo sí al jamón, los encurtidos, frutos secos -siempre que no estén fritos-, los boquerones en vinagre, las gambas, el salpicón de marisco, los mejillones o los berberechos. Hay que huir de las patatas fritas, kikos, croquetas, hojaldres y rebozados. Acompaña este momento con una copa de vino tinto y trata de evitar la cerveza ¿Una opción aún mejor? Nada de alcohol: apuesta por un zumo de tomate o agua con gas y una rodaja de limón.

Las verduritas a la plancha, un entrante ideal para no pasarse.
Las verduritas a la plancha, un entrante ideal para no pasarse.

La elección del primer plato. Es importante que esté formado por verduras, a la plancha o cocidas es una buena elección: las ensaladas son una opción muy saludable, porque el hecho de tener que masticar un rato hortalizas crudas lleva un trabajo gástrico importante que hace que se coma menos después. Eso sí, ¡cuidado con el aliño!, es mejor que lo dosifiques tú mismo, puedes utilizar aceite de oliva virgen extra pero mejor una vinagreta ligerita o simplemente sal y limón.

Pescados o carnes magras para el segundo. Elaborados de forma sencilla, siempre a la plancha o al horno sin salsas demasiado pesadas (tanto a la hora de la comida como de la cena). Pregunta al camarero por la guarnición, opta por verduras, ensalada o una patata asada y controla las porciones.

El sorbete de limón es una buena opción para un postre ligero.
El sorbete de limón es una buena opción para un postre ligero.

¿Renunciamos al postre? Es aconsejable elegir fruta de temporada o un sorbete de limón sin alcohol. Si eres un amante del dulce, podrás darte el gusto con una infusión endulzada con miel y limón o, si no hay más remedio, compartir con otros comensales.

¡Un último consejo! Come despacio, lo que te permitirá disfrutar más de la comida, ser más consciente de las porciones que consumes y hará que tu cuerpo tenga sensación de saciedad con menos cantidad de alimentos y haga una digestión más ligera.